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CLAUDIA CANO

 

claudia  elena  cano 
  

 

Alguns historias describen hadas y duendesa que protegen las chimeneas, como el Gabijade Lituania y el Natrou-Monsieur de Francia.  El egipcio Muzayyaraes fogoso, galante y atractivo; se trata de un personaje popular incluido en los cuentos de esa región, al que le encanta cortejar a las hadas.  
 
Aun cuando los duendes y las hadas son criaturas habituales en diversas mitologías del mundo entero, su universo fantástico más variado y numeroso se encuentra en Gran Bretaña, por ello la literatura inglesa los escoge con frecuencia como protagonistas o personajes de relativa importancia argumental.

Muchos romances del período medieval inglés mencionan hadas y duendes. Son hombres y mujeres que tienen poderes mágicos, viven en palacios encantados, falsifican armamentos mágicamente y hechizan o engañan a mortales inocentes. Recordemos que la Dama del Lago a quien Arturo ofreció su espada Excalibur era un hada.

Como decíamos antes, en los relatos del Rey Arturo, las hadas y duendes son muy frecuentes, así como en el resto de la tradición galesa y bretona. Incluso los Cuentos de Canterbury de G. Chaucer mencionan a una reina-elfo vinculada al antiguo cortejo artúrico.

Un romance francés del siglo XV, proveniente de Burdeos, se popularizó rápidamente en Inglaterra. Esta historia daba vida al Rey Oberon y a la Reina Mab, cuya corte estaba rodeada de caballeros.

Fue este romance el que ofreció inspiración a William Shakespeare, quien incorporó algunos de sus personajes a los célebres dramas Sueño de una noche de verano y La tempestad.

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